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El turismo sostenible es posible.

Recientemente he descubierto un lugar de ensueño para la desconexión total del día a día y la fusión entre el turismo y el respeto por el entorno, hasta el más mínimo detalle. Hoy vengo a hablaros de que si se quiere, se pueden hacer las cosas muy bien y de que el turismo sostenible es posible. Hoy vengo a presentaros Mar de Fulles, un pequeño hotel situado en plena Sierra de Espadán, entre las montañas y el mar castellonense.


Hace unos días, llegó a mi un artículo titulado "El primer hotel 100% autosuficiente en Europa está en la Sierra de Espadán" y como interesado en lo sostenible y valenciano no pude evitar clicar para leer un poco más. Y vaya sorpresa tan buena, al descubrir que se trataba del primer hotel autosuficiente de toda Europa.


Ser reconocido como el primer hotel autosuficiente del continente debe ser un orgullo con mucho trabajo y buenas decisiones detrás. Y es que Mar de Fulles, cuenta con una red de placas fotovoltaicas que se encargan de facilitar energía a todo el complejo, además de contar con un circuito de agua cerrado con depuradora y pozo que le permite no depender nada del sistema de agua corriente.


Por otro lado, en la construcción del hotel se tuvieron en cuenta numerosos detalles para lograr tan prestigiosa fama. Para mitigar los efectos adversos que pudiera causar la construcción, se plantaron 40.000 alcornoques con el fin de preservar y favorecer el entorno rural. Además, la construcción de su red de caminos se realizó a lo lago de más de un año y medio utilizando únicamente como herramientas el pico y la azada, pues se pretendió prescindir de maquinaria pesada contaminante ahorrando a la atmósfera muchos kilos de CO2.


El espacio se divide en la parte típica de hotel con sus habitaciones y con otra pensada para grupos o familias completas en forma de albergue con habitaciones de hasta 10 personas. En cuanto a su gastronomía, Mar de Fulles cuenta con un restaurante en el que se utilizan producto directamente obtenidos de sus campos y huertas de cultivo ecológico, y lo que no pueden producir lo adquieren de productores locales y de comercio justo. Por otro lado, también cuenta con diferentes espacios para grupos y empresas en los que poder realizar diferentes actividades como reuniones o dinámicas de grupo.


Todavía no he tenido el placer ni la oportunidad de ir, pero la próxima vez que esté por Valencia, sacaré tiempo para poder ir a comprobar que, efectivamente, el turismo sostenible es posible.


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