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El proceso de compra hacia una alimentación más sostenible.

Siempre nos han dicho desde pequeños que teníamos que llevar una alimentación saludable, y es cierto, eso no ha cambiado. Lo que si lo ha hecho es el pensamiento de que alimentarnos de forma saludable no es suficiente, sino que además hay que comprometerse para combinar lo saludable con lo sostenible.


Pero, ¿en qué consiste exactamente esto de la alimentación sostenible? No es más que un modelo de alimentación cuyo objetivo es dar respuesta a las preocupaciones de salud y medioambientales asociadas a la producción y consumo de alimentos. Aunque en realidad, no solo se basa en lo anterior si no que puede contribuirse a lograr un tipo de alimentación más sostenible desde el mismo momento en que se decide hacer la compra.


Cómo ir a comprar es la primera decisión que debes de tomar para encaminar tu vida hacia una alimentación más sostenible. Todo dependerá de la ubicación de los supermercados, mercados o tiendas locales, porque no es lo mismo ir a comprar en tu mismo lugar de residencia que tener que desplazarte al pueblo de al lado o más allá para realizar tus compras. Pues bien, supongamos que nuestras compras habituales las realizamos en un mercado local, ya que de este modo promoveremos el consumo de la zona y estaremos ayudando a mejorar la economía del pueblo. Supongamos, también, que el mercado está en la punta opuesta a donde residimos (en grandes ciudades podemos plantearnos lo mismo por barrios, ya que normalmente cada barrio suele tener algún mercado y/o supermercado disponible para los vecinos) y, por tanto, tenemos que decidir cómo ir a hacer la compra.


Lo más cómodo sería coger el coche y desplazarnos hasta el parking del propio establecimiento o incluso con suerte, aparcaríamos en la misma puerta. Haríamos nuestras compras y volveríamos a nuestra casa sin haber mojado ni la camiseta. Ahora bien, si queremos pensar en un comportamiento más ético y sostenible solo tenemos que utilizar las dos extremidades que la naturaleza nos ha dado para desplazarnos, las piernas. Si es poca compra puede que ni nos importe, pero, ¿cómo vamos a plantearnos el ir si tengo que realizar la compra de toda la semana o incluso la del mes? Pues es muy sencillo, con planificación.


Una buena planificación de consumo puede ayudarnos a no tener que comprar en grandes cantidades cada vez que vamos a realizar nuestras compras. Por otro lado, planificarse para saber que nos hace falta nos ayudará a ahorrar ya que evitaremos comprar en exceso, que es lo que suele ocurrir en grandes compras, y adquirir solo lo necesario.


En caso de no habernos planificado, y que no queramos cargar con el peso, siempre podemos utilizar otro vehículo, un poco más arcaico pero que produce cero emisiones de CO2, el carrito de la compra de toda la vida, ese que utilizaban nuestras madres y abuelas hace unos años. Y, además, ir andando a la compra nos ayudará a realizar ejercicio sin apenas darnos cuenta incluyendo ese tiempo de caminar en los 30 minutos recomendados de movimiento diario por muchos expertos en salud.



Una vez que hemos ahorrado estas innecesarias emisiones contaminantes a nuestro aire, nuestra siguiente contribución a una alimentación más sostenible se encuentra en el proceso de compra dentro del mercado. Ya el simple hecho de haber optado por realizar nuestras compras en un mercado local es más sostenible que el de ir a un supermercado pues, como he dicho antes, favorecemos a productores locales y a mejorar la economía local, por no hablar de que los supermercados están llenos de secciones con envasados en plástico.


A la hora de comprar, hacerlo en puestos de alimentación directos donde puedes escoger el producto, es una ventaja ya que la calidad será superior a la de los envasados y además podrás ser aconsejado por los dependientes del puesto, aparte de que estarás contribuyendo a un menor consumo de plásticos al no comprar alimentos envasados. Normalmente, la persona que nos atienda nos facilitará un envoltorio de plástico o papel para nuestros productos, pero en cualquier caso siempre será menor al que encontraríamos al comprar en una sección de producto envasado. Aunque siempre se puede ir más allá.

Antes de la actual crisis sanitaria del Covid-19, algunos establecimientos empezaron a permitir a sus clientes llevar sus propios tuppers en los que almacenar los productos directamente cortados para evitar el gasto de los envoltorios que antes se mencionaban. De esta manera, la producción y consumo de este tipo de materiales se vería reducida en grandes cantidades generando un impacto positivo para el medio ambiente. Pero ahora con el coronavirus, esto se hace inviable por las rigurosas medidas sanitarias que deben de cumplirse y que nunca sabríamos si está totalmente desinfectado o no, por lo que los establecimientos ya no pueden aceptar esa opción, al menos hasta que pase todo esto.


Lo que sí se puede seguir haciendo, es ir a la compra con nuestras bolsas de tela ya que estaremos ayudando a reducir el consumo de bolsas plásticas con un material más sostenible y reutilizable, además de fácilmente lavable. Y no solo para transportar toda la compra, sino que también existen pequeñas bolsas de tela con cierre para la adquisición de productos a granel como frutas y hortalizas, con las que seguir contribuyendo a esta causa.


Resumiendo un poco todo, recuerda que la alimentación sostenible no viene solo por la procedencia, forma de cultivo o el producto en sí, sino que también puede contribuirse a ella desde el proceso de compra de estos alimentos. Ir caminando a hacer la compra, y emplear materiales más sostenibles y reutilizables como tuppers para guardar los productos y bolsas de tela para transportarlos, nos ayudará a mejorar nuestra salud y contribuir a lograr una alimentación más sostenible.


Recuerda: Será sostenible, o No será.

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